ASIMILA

Varios escritos son simplemente una forma de expresar mi sentimiento literario, una manera de escribir en mis tiempos libres. También incluyen ediciones de materiales guardados. Me resulta genial poder transmitirlos y compartirlos, así como descubrir nuevas formas de difundir el arte y la tecnología. Trato de ser lo mas ético posible.

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Formo parte de un grupo de teatro, en el escenario, el cuerpo se convierte en palabra, y el silencio se reviste de verdad. A través del arte teatral puedo expresar emociones que en el cotidiano resultarían silenciadas o malinterpretadas. Sin embargo, para alcanzar esa autenticidad comunicativa, me resulta indispensable organizar previamente mi mundo interior.

En este proceso, descubro que el teatro no es solo un medio estético, sino una pedagogía de la emoción: una forma concreta de trabajar la inteligencia emocional, entendida como la capacidad de reconocer, comprender y canalizar los afectos con responsabilidad y conciencia. Lo importante, es permitir que las vivencias hablen, que el cuerpo sea testimonio, y que el pensamiento se construya con honestidad reflexiva.

Ahora bien, cuando tuve un problema emocional, lo primero que pensé fue: ¡¿Y ahora qué hago?! ¿Cómo pasó todo esto? Me sentía completamente perdido, sin saber ni siquiera cómo moverme o por dónde empezar. Pasaron dos semanas en las que mi mente estuvo como nublada, sin claridad. Solo quería entender qué sentido tenía todo lo que estaba viviendo.

Después de conversar con algunas personas cercanas, una frase quedó dando vueltas en mi mente y marcó un punto de cambio en mi vida: “Utiliza la inteligencia emocional.” En ese momento no sabía exactamente a qué se referían, así que decidí buscarlo en Google. Me encontré con una imagen dividida en cuatro partes, donde cada sección representaba una categoría distinta. A partir de ahí, comprendí que cada una de esas áreas podía asociarse con situaciones reales que yo había vivido, y poco a poco fui entendiendo cómo podía empezar a manejar mejor mis emociones.

Logré entender lo que significa la inteligencia emocional…

La primera emoción que identifiqué fue la desolación, una tristeza profunda. La percibí con claridad y me di cuenta de que, aunque era pasajera, estaba alojada en mis pensamientos, como si se repitiera constantemente en el fondo de mi mente. A partir de ahí, comencé a observar con más atención lo que sentía. Traté de comprender y manejar mis emociones con más calma, y con el tiempo, descubrí que podía transformarlas en una forma de liberación. Ya no eran una cárcel, sino una vía para crecer. Al final comprendí que, si organizo lo que siento, asimilo lo que me ocurre y tomo conciencia de mis emociones, entonces puedo mejorar verdaderamente.

Leí sobre el significado del psicodrama en el teatro y quise aplicarlo a mi propia experiencia. Durante una especie de “regresión teatral”, me di cuenta de que las emociones que permanecen guardadas generan una gran carga interna, al punto de que, incluso en la vida cotidiana, esos pequeños recuerdos no resueltos pueden manifestarse como verdaderos traumas. El teatro y el psicodrama se convirtieron para mí en un medio liberador, una forma concreta de sanar a nivel emocional. Y creo que lo logré. ¡Bendito teatro!

PERCIBÍ: mi emoción tal como era.

COMPRENDÍ: el fondo de mi tristeza.

MANEJÉ: esa emoción de forma ética.

UTILICÉ: lo vivido como una experiencia consciente y respetuosa.

Después de todo este proceso, leí sobre la Chacana, un símbolo milenario andino que representa la armonía entre los distintos planos de la existencia: lo espiritual, lo humano y lo natural. Este símbolo resonó profundamente en mí.

Comprendí que no estaba solo: al aplicar la inteligencia emocional, el psicodrama y el simbolismo de la Chacana, descubrí una herramienta poderosa de integración interior. Esa imagen, que nació del arte compartido, me permitió darle forma a mi experiencia emocional, espiritual y simbólica. Fue como un puente entre lo que sentí, lo que viví y lo que finalmente pude comprender.

Me di cuenta de que, a través de este proceso, comencé a descubrir mi propia cosmovisión. Comprendí que la Chacana no es solo una figura ancestral, sino una forma de vivir, de sentir y de asimilar el mundo interior. Así como integré mis emociones, también comprendí que podía interpretarlas desde esta simbología. Lograr interpretar nuestra simbología ancestral.

Asocié el Hanan Pacha con mi Yo, el plano superior, donde habita mi conciencia y mi aspiración al equilibrio. El Uku Pacha lo relacioné con mis faltas, lo inconsciente, aquello que permanece oculto pero influye silenciosamente. Y el Kay Pacha, el mundo del presente, lo asumí como una síntesis entre ambos, un espacio donde se manifiesta mi superyó: la parte ética, reflexiva y reguladora.

Cuando ingreso al teatro, todo es oscuro, como si se adentrara en lo desconocido…

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Cambié mi rol de Marco a “nadie”, pero con la capacidad de representar a todos. Conocí mi inteligencia emocional, redescubrí mi Chacana interior y usé el psicodrama para dar forma a algo que emergía de mis recuerdos. Y funcionó: otra persona surgió en escena. Marco no estaba en el escenario, estaba en la butaca. El teatro se convirtió en mi segunda casa, porque allí puedo ser otro, expresar con ética, reconocer mis errores y descubrir que la inteligencia emocional nace justamente de lo desconocido. Del teatro.

En fin, podría hablar mucho más, pero por ahora solo quiero decir que el teatro me ha ayudado mucho en este camino. He aprendido que los problemas pueden categorizarse de manera que nos permitan cargar con nuestra propia cruz. Sigo practicando y la Chacana me ha dado respuestas claras a preguntas fundamentales: “¿Quién soy en este problema?”, “¿Cómo surgió?” y “¿Cómo puedo afrontarlo?”.