Critica a un tema particular

Trataré de escribir tomando en cuenta el método de escritura académica.

  1. INTRODUCCION

He estado en un contexto comunitario en donde la práctica de la religión ha sido una forma de construir significado y sentido en la experiencia personal. En conjunto, puede decirse que se trata de un entorno ético-moral-religioso. Ahora bien, sus prácticas han fomentado una creencia rígida frente a la diversidad de creencias o tradiciones ancestrales, generando la percepción de que ciertas acciones son malas o, al realizarlas, se comete pecado o “falla”.

  1. RESUMEN

Durante mi experiencia como persona creyente, me han surgido dudas en cuanto a las prácticas religiosas en mi comunidad. Me he dado cuenta de que su influencia evita la libertad de creer o aprender sobre temas de investigación, científicas, académicas y culturales. Concluí que dichas prácticas evitan o influyen en la generación de nuevo conocimiento.

  1. DESARROLLO

Al leer un texto bíblico, encontré una expresión que me interpeló profundamente: “mi prójimo”. Surgieron entonces tres preguntas esenciales: ¿quién es mi prójimo?, ¿dónde está?, ¿y cómo puedo reconocerlo? A partir de allí, me cuestioné cómo podría practicar este mandamiento, que no entiendo como una “regla” en sentido estricto.

No considero que se trate de una norma obligatoria, pues el cumplimiento de una regla implica una acción impuesta, una especie de “deber hacer” literal. Intuyo que, incluso antes de la presencia de Jesucristo, muchas prácticas religiosas se regían por mandatos rígidos; sin embargo, Él transformó esa visión legalista. Comprendí que si seguimos reglas de forma mecánica, el mundo se vuelve previsible y, por tanto, pierde su sentido ético. Sabemos que seguir normas sin reflexión ha conducido a consecuencias negativas tanto religiosas como políticas a lo largo de la historia.

Durante una orientación brindada por nuestro guía religioso, surgió una idea que resuena aún en mí: reconocerme a mí mismo en el otro, de modo que esa persona se convierta en mi reflejo. Desde ahí, comprendí que practicar mi espiritualidad comienza en el ámbito familiar. Se nos aconseja “amar”, pero considero que el amor no es solo un sentimiento abstracto; es una práctica ética, una forma de vida que implica reflejar humanidad, responsabilidad y respeto por el otro.

Kant (1788) enfatiza la importancia del reconocimiento moral, y su pensamiento me resulta esencial para comprender la noción de “prójimo”. Desde esta perspectiva, la ética no es solo un conjunto de normas, sino la base de la dignidad humana. No se trata de espiritualismo, sino de orientación racional hacia una meta: la configuración del carácter moral. Por tanto es importante conocer el significado de la etica, especialmente tomando en cuenta a textos de Kant. Tal vez por esta forma de pensar, no soy bien recibido en mi comunidad. Sin embargo, sigo creyendo que el amor al prójimo exige una ética reflexiva, más allá del cumplimiento ciego de reglas. Es allí donde el pensamiento filosófico y el discernimiento moral se vuelven imprescindibles para una vida verdaderamente humana.

Me resultó interesante el texto del Samaritano. Según las Escrituras, los samaritanos eran considerados excluidos de la sociedad, o lo que hoy llamaríamos los “malos” o marginados. Sin embargo, es precisamente el Samaritano quien, en el relato, actúa con compasión. Esto me llama profundamente la atención, ya que Cristo no resalta su identidad social, sino su capacidad de actuar con humanidad.

Al pensar en esto, reconozco que, en ocasiones, yo no he tenido compasión hacia mis propios amigos. Esto me lleva a reflexionar que debo aprender a reconocer a mi prójimo en ellos, para así generar una verdadera empatía y un vínculo de amor entre personas. La compasión, en este sentido, se convierte en un canal, una vía para conectar con los demás. El amor al prójimo nace de allí: de ver y sentir el sufrimiento ajeno como propio.

No he asistido a charlas comunitarias de lectura bíblica ni a reuniones religiosas recientemente, pero en estos días intentaré participar. Mi intención es poder observar y, posteriormente, analizar esas experiencias para plasmarlas en mi pensamiento. Este texto es justamente eso: un reflejo de mi búsqueda interior.

  1. CONCLUSIONES

Tras este ejercicio de reflexión personal, deseo invitar a otros a acercarse a la filosofía y a la religión. No con ánimo de imponer, sino con la intención de que lo consideren una habilidad valiosa para comprender más profundamente a la sociedad.

  1. RECOMENDACONES

Pues voy a recomendarme a mi mismo, mejorar mi escritura académica.

  1. REFERENCIAS

Kant, I. (2003). Lecciones de ética (R. R. Aramayo & C. Roldán, Eds. y Trads.). Editorial Crítica.